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La Opinion (Frutas y Verduras vs. Césped / By Lourdes López / pp 49-52 / November 11th, 2006)

Promueven la creación de huertos caseros; la familia come más sano y se relaciona mejor con los vecinos

Lourdes López
lourdes.lopez@laopinion.com
11 de noviembre de 2006

En una apacible y solitaria calle de la ciudad de Lakewood, California, donde todas las viviendas se parecen, hay una de ellas que se sale del contexto. Luce como un oasis, fértil, un vergel en medio del paisaje urbano.

Allí la tradicional alfombra verdosa de pasto ha sido sustituida por frondosos árboles de guayaba y limones, plantas de alcachofas, pepinos, tomates y un sinnúmero de hierbas que perfuman la calle.

Mariposas y abejas son atraídas por los fuertes colores y olores de los apetitosos frutos y el aroma de varias flores extrañas.

A pocos meses de la creación del frondoso huerto, éste ha llamado la atención no sólo del vecindario, sino que ha ocupado titulares en diversos medios impresos de todo el país, así como en sitios de la internet.

El huerto de Lakewood es el resultado de un interesante programa creado por el arquitecto, Fritz Haeg, de Los Ángeles, un entusiasta de la jardinería orgánica, el mejoramiento del ambiente y la convivencia vecinal.

"Mi idea es que la comunidad reconsidere su propio terreno y se conecte con su vecindario", explica Haeg. "Una de las maneras más sencillas para lograr esa meta es creando huertos urbanos o Edible Estates, como yo les llamo".

El programa de Edible Estates promueve que los residentes de las ciudades tengan control de la tierra, coman más saludablemente, eviten la contaminación de los jardines tradicionales, pero sobre todo, que tengan oportunidad de convivir con sus vecinos.

Para el arquitecto, un jardín con césped y flores a su alrededor aísla a los ocupantes de esa propiedad. En cambio, un jardín o huerto promueve la interrelación vecinal.

"Mi esposo Michael y yo descubrimos el proyecto Edible Estate en internet", explica Jennifer Foti, de Lakewood. "Escribimos y enviamos fotos de nuestra casa a Haeg y en poco tiempo obtuvimos su respuesta. Nos dijo que pronto nuestro jardín se transformaría en un huerto orgánico".

Foti explica que sólo les llevó un fin de semana del mes de mayo pasado para que Haeg reuniera más de 20 voluntarios para plantar árboles frutales, verduras y hierbas en la propiedad de Lakewood, que en ese entonces sólo tenía una cubierta de pasto.

"Ahora mis dos niñas están tan involucradas en el proyecto, tanto como mi esposo y yo", dice Jennifer, quien ahora hace más ejercicio, socializa más con sus vecinos y prepara comida más saludable.

Jennifer enfatiza que la mayoría de las personas pasan largas horas en una autopista o en los centros comerciales, sin saber que hay otras formas mejores de aprovechar el tiempo, como el placer de cultivar comida saludable.

"Creo que la función de nuestro jardín es ayudar a la gente a imaginar un mundo mejor", comenta Michael Foti. "Contar con un huerto facilita el contacto con otras personas. Muchos de nuestros vecinos, no tan sólo de nuestra cuadra, pasan en sus automóviles sólo para ver nuestras frutas y verduras".

Foti reconoce que un huerto demanda trabajo, pero las recompensas son invaluables. Se produce alimento sano y fresco que se comparte con otros.

Hace más de dos años, el creador de Edible Estates puso en práctica uno de sus sueños: conseguir financiamiento para operar su programa.

El proyecto contempla en una primera fase la creación de nueve huertos en el país: el primero está en Salina, Kansas, y el segundo es el de la familia Foti en Lakewood.

"Una organización no lucrativa ha provisto los fondos para el programa y a cada familia participante se le proporciona todas las plantas y materiales necesarios para empezar el cultivo. Le diseñamos el huerto y le ayudamos a la plantación. A partir de entonces los propietarios sólo deben tener la disposición de continuar con el mantenimiento del jardín y disfrutar de la cosecha".

Haeg enfatiza que la gente gasta mucho dinero en la compra de comida, en ir al cine o a parques de diversión, olvidándose que pueden beneficiarse de este programa y disfrutar de un nuevo estilo de vida en su propia casa.

"Especialmente a los niños les atrae este proyecto; hasta se acostumbran a comer las verduras porque ellos mismos han ayudado a su cultivo", dice. "Aprenden que los vegetales no sólo llegan a la casa envueltos en plástico, sino que pueden cultivarse en su propia casa".

A Jennifer Foti no le ha costado trabajo que sus dos hijas coman verduras y frutas. "Creo que el hecho de que ellas mismas se encarguen de la recolección y tomen parte activa en el cultivo las motiva a disfrutar más de nuestra cosecha".

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Para mayor información consulte el sitio de internet: www.edibleestates.org
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